El reciclaje solía ser una fuente de ingresos, pero ahora nos está costando y aumentando nuestros vertederos.
Con sondas y portapapeles, los inspectores chinos recorren los centros de reciclaje del Área de la Bahía al menos una vez al mes, probando nuestra basura para ver si cumple con sus nuevos altos estándares.
Hasta hace poco, casi todos nuestros enormes montones de desechos de plástico y papel se vendían y enviaban al extranjero, prometiendo una nueva vida para gran parte de lo que tiramos tan alegremente.
Ahora muchas cosas se rechazan como húmedas, sucias o sin valor, una reversión que ha puesto patas arriba nuestro antes confiable mundo del reciclaje, a medida que los precios se desploman y el costo de la limpieza se dispara.
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